Lianet, Charo y yo en los carnavales universitarios |
Estaba
además loca por poder disfrutar de la tranquilidad de mi casa en las mañanas,
tomar una buena taza de leche con café y amanecer junto a Alain.
Eso era todo lo que anhelaba en ese momento.
Llegó
entonces mi primer septiembre de trabajadora. Lista para comenzar una nueva
etapa de mi existencia, me levanté temprano (cosa que usualmente obviaba en la
universidad), me vestí apresurada y partí para el lugar que me recibiría, por vez
primera, como una periodista oficial.
Durante toda mi primera jornada algo me faltó.
Creo que ni la taza de café con leche, ni el amanecer en paz, me proporcionaron
la alegría con la que normalmente recibía el día en la Universidad Central de
Las Villas.