viernes, 13 de junio de 2014

Alicia, las manos y Giselle

Las manos de Alicia tienen alma. Casi la misma alma que Giselle, y a veces, cuando habla, parece que las manos dibujan en el aire una coreografía del corazón.
Sensibilidad transparente, sonrisa que no muere y una humildad de otro mundo la caracterizan. Habla con amor, y se acompaña de trazos aéreos que, en ocasiones, la hacen parecer una paloma.
 Giselle vive en sus manos, escondida. Corretea entre sus dedos y le susurra que aún hay tiempo para más, mucho más. No hay niebla que pueda contra tanta determinación y, el paso inevitable de los años acentúa la grandeza de su gloria.

 Respira escondida Giselle, hace piruetas y aún sin perder la cordura, absorbe el dulce hálito de su amado. Baila una vez más. En cada intento, en casa aplauso, en cada caricia.
 No existe otra, solo ella entre las manos de Alicia. Vive ahí, en ese eterno resguardo, en esas alas repletas de historia y música. En esa casa de finas sábanas y corazón caliente. No hay más. Giselle vivirá para siempre entre las manos de Alicia.

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