jueves, 20 de junio de 2013

A Dunia…


Aún recuerdo la primera vez que vi a Dunia. Estaba sentada en el piano de la Escuela de Arte, con su pelo rubio y largo,  moviéndose al compás de unas manos que recorrían hipnotizadas las teclas del instrumento.
 No supe en ese momento que sería mi amiga eterna, tampoco sabía que por designios de la vida en algún momento la dejaría de ver. Y no se trata de muerte,  Dunia es demasiado grande para morir.
 Dos océanos nos separan físicamente. Hace apenas unos días se fue sin mirar atrás, o miró hacia atrás y con razón y en secreto se alejó de sus seres queridos.
 Los motivos los conozco y a la misma vez los desconozco.  Dunia forma parte de esos miles de jóvenes que sueñan, suspiran y sufren la separación de su familia por un conflicto tan antiguo como la memoria de mi abuelo.
 De ella aprendí a amar a cada persona tal cuál es,  a no cargar con rencores que oscurezcan el alma y a amar a un amigo con la misma intensidad con la que se quiere a un hermano.
 Dunia me falta, si,  es verdad.  Lo sé porque cada mañana Cienfuegos me parece una ciudad fría, vacía.
Lo sé porque no suena el teléfono del trabajo y no la escucho diciendo ¿Herma, cómo amaneciste hoy?
Lo sé porque cuando quiero reír con fuerzas en lo primero que pienso es si ella está riendo también.
Dunia me falta, y estoy triste, pero sé que cerca de su alma está la mía, porque los amigos de verdad construyen juntos un corazón de experiencias, confesiones, secretos…
Sólo me arrepiento de no haberla conocido mucho antes, estos 15 años hoy se me hacen insuficientes.
A ella le escribí estos versos en el 2011 y ahora se los quiero dedicar nuevamente, con la certeza de que mi escaso talento para la poesía le demuestre que nuestra amistad está tatuada en la eternidad…
   
                                       Dunia que me robas las tristes horas largas,
                                       Que rompes con lo blanco y pintas la mañana,
                                       Que sueñas mar adentro y te bañas en mis playas.
                                       Dunia que montas en corceles de miel, sol y bibijagua,
                                       Que arruyas a la luna y cantas su tonada,
                                       Que bailas invocando muerte que se calla,
                                       Para no decirme nunca, que te escapas con mi alma.





2 comentarios:

  1. Mima, qué lindo te quedó.Dunia es sin dudas muy especial para ti,la dibujas como una chica mágica. Cuidala!
    Supongo que todo el que ame a alguien que esté lejos se identificará con tus palabras. Besitos Lore.

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  2. Lourdilla que lindo, yo puedo dar fe de ese amor que trasciende distancias y lazos sanguíneos. Esos amigos, con la vida se vuelven hermanos, y a pesar del tiempo y los contratiempos, se les ama siempre. Yo sé que las dos estarán siempre juntas, aunque el destino se empeñe en separarlas. Besos a ti y a ella.

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